lunes, 29 de marzo de 2010

AMENAZA

Ascendía por mi vientre,
repugnante,
aunque no podía verla,
la maldita araña, tejiendo entre mis sueños,
tejiendo entre mis piernas,
las lágrimas humedecían
aquel particular pentagrama,
atrapada, allí,
el terror de quedar para siempre paralizada,
sola, con la araña,
la imposibilidad de caminar
con los pies deshollados,
con el alma deshollada,
la imposibilidad de gritar,
la tela en la boca, en los labios,
en las piernas,
en la vida,
esperando ser succionada,
por la araña, la maldita araña,
que ni siquiera veía,
y sin embargo, su amenaza
abarcaba todo mi sueño
y lo desbordaba.
JCA

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