sábado, 29 de mayo de 2010

Ese hombre te mira.
Tiene los ojos llenos de algo que no sabes nombrar.
Y sin embargo le entiendes.
Y sin embargo sabes que tú y él no sois tan distintos.
JCA

lunes, 24 de mayo de 2010

Diario de Anastasia (3)



En mi país estudié dos años óptica/visual/oftalmológica. Me gusta mirar ojos. Cuando niña creía que por los ojos se veía el dentro de/interior/íntimo de las personas. No es así. El dentro de las personas es misterioso. Me gustaría trabajar en una tienda de gafas, muy seria, con pelo coleta y zapatos sin tacón. Llevar bragas limpias todo el día, no como ahora. El semen se cae, todavía después de ir al baño. Bragas limpias y una bata blanca. Ahora vivo en un piso con dos compañeras/colegas/putas/de puta madre/de puta pena. Ochenta metros, cuarto sin ascensor, vistas a un patio íntimo/interior/corrala. Cuando llegué creí que el suelo era madera, pero es plástico. Le llaman sint-asol. Suelo asqueroso de mierda. Suelo falso, como la vida en esta ciudad, que parece rica pero está pobre. Mis compañeras putas no son muy pobres, porque follar es fácil y hay dinero rápido. Dinero y coca, y ropa interior bonita, y uñas de porcelana y más coca. Todas queremos trabajo distinto, bragas limpias, y una casa que no uela aceite y comida, sin peleas y televisión que grita. El dentro de las personas es a veces igual. A veces no. Yo misma me asusto a veces cuando veo mi dentro, oscuro, como una cueva en la que viva un pulpo.



JCA

viernes, 21 de mayo de 2010

INSECTOS


Estira su dedo índice el niño
delgado, pálido, confuso.
Allí llegan las hormigas con su reina
a la cabeza. En aquel cortejo no faltan
escarabajos, mantis, libélulas exhaustas,
la mosca del vinagre y las arañas.
La madre le asegura que sigue sin ver nada.
Pero el niño, describe las babosas
con su rastro repugnante,
el tesón de las cucarachas,
seguidas de los escarabajos peloteros
en esa procesión silenciosa.
La madre, práctica y obesa,
resiste los envites del niño terco
que, irritado, pisa los insectos.
Quedan en el suelo sus cuerpos destruidos,
restos de alas, de patas de alambre,
manchas de un líquido amarillento.
Y sobre la masacre planea
la mirada de la madre
incrédula.
JCA

lunes, 17 de mayo de 2010

JIMENA'S DREAM

Tu boca caníbal. Tus ojos verdes, como el agua sobre la que flotaban los trozos de pan que los patos, hartos, ignoraban. Ese agua que se volvía otra cuando el sol la atravesaba, y ya no parecía un líquido sucio, sino mágico. La luz destripaba su oscuridad interior y se hundía hasta chocar con los peces. Tus ojos. En ellos encontraba a veces aquel deseo de huída que me avasallaba. Aquella ansia de fuga que no entendía muy bien, pero que me hacía agarrarme con fuerza de tu mano. Sí, te agarraba con mis dedos pequeños, no fuera a ser que salieras volando. Y no creas que lo hacía para impedirte ir, no, no era eso. Te agarraba para que, si lo lograbas, me llevaras contigo en tu evasión, me arrastraras tras de ti. Pero por mucho que apretara, por mucho que me esforzara, no conseguía alcanzarte. Tú ya estabas en ese otro lugar, ese sitio del que no sabía nada. Ese espacio que a veces imaginaba yermo, desolado, como un volcán extinto, y otras como una jungla asfixiante, bajo cuyas palmeras de hojas gigantescas tú te guarecías.
JCA

jueves, 13 de mayo de 2010

Diario de Anastasia (3)


La crisis, crisis de mierda/de puta madre/de puta pena está también aquí, en el polígono.Mi amigo/amante/fontanero/compatriota me dice, hay que hacer medidas contra crisis. Dos mamadas al precio de una, dice. ¿Y tú? ¿Dos papelas al precio de una? Los drogadictos no necesitan ofertas, dice. Los drogadictos son mierda. Los desprecia/menosprecia/menos precio. Él es también un poco drogadicto/dependiente/atención al público/bello púbico. Pero disimula. Me caricia el cuello y se queda dormido. Drogadicto de mierda, fontanero. No se palma, en palma, en las palmas. ¿Seguidas?, pregunto ¿Dos mamadas un detrás de otro? Él piensa. Piensa mucho. ¿Qué tal un vale? Vale por una mamada. Con tiempo, claro. Tiempo limitado. ¿Buen tiempo? Me gusta buen tiempo. Pero esta primavera llueve/diluvia/empapado mucho. Estoy cansada. Me pica el chichi/chocho/el coño de tu abuela. Me gustaría estar en casa, cubierta con manta. Agusto/ augusto/a gusto del consumidor. Ver películas después de tirar el reloj por la ventana. El puto reloj por la ventana. Tiempo muerto/fallecido/palmado. El tiempo sin nada dentro. Como calabaza hueca. Como calabaza que se ríe a carcajadas.
JCA

lunes, 10 de mayo de 2010

AQUELLA TARDE

Sentí tus mano salvando las mías
en aquel hoyo de palabras y saliva.
Respirábamos escarcha y acero
pero ni el fango más atroz
fue capaz de borrar nuestras sonrisas.
JCA

viernes, 7 de mayo de 2010

Diario de Anastasia (2)

De puta madre, puta pena, llueve again. El suelo húmedo/humedecido. Un señor, concejal dice, importante dice, de Uesca, dice contento/orgulloso, quiere follar con cuatro patas. Soy obediente. Quiere dildo anal. Dildo anal compartido. El señor concejal uele a colonia no muy cara, colonia de hombres de Uesca y de mi pais. El hombre dice que trabaja en la cultura, pero no parece muy cultural. Con el dildo en el culo está en absoluto cultural. Viene de las montañas. A mí también me gustan las montañas. Pero no me gusta este hombre que, cuando acaba de follar, una sola vez, no refolla, saca un palito/palillo/mundodientes y se lo pone en la boca y se limpia entre las muelas como si las tuviera sucias.
JCA

RAMAS


El lamento del árbol es otro.
Es mudo.
Rígido.
Dolor vegetal que no despierta nuestra conciencia.

JCA

jueves, 6 de mayo de 2010

LA VIDA EN ESTA CIUDAD


Me llamo Anastasia y soy veinte y tres años. Mis ojos son lucientes, mis pechos pequeños pero altos/altivos/altaneros y me he depilado/afeitado/rasurado el pubis/bello público/coño. Soy Anastasia y llevo pronto hace casi un año en Madrid. He aprendido la idioma de aquí. A veces leo periódicos y escribo las palabras que no conozco en un papel. ¿Sabes que es “evidencia”? le pregunto a un hombre/señor/cliente que folla con poca pasión/fuerza. Cállate, me dice. Me desconcentras. Los camareros son más amables. Algunos me miran con ganas -¿se ponen? ¿les pongo? ¿se los pongo?-. Soy bonita, soy extranjera, soy puta. De puta madre. Tu puta madre.
Pero no voy dos veces a los mismos bars. No me gusta me conozcan. Tampoco quiero repetir clientes/refollar con ellos. Pero es difícil porque son pesados y yo estoy aquí por eso ¿no?, por follar ¿no? Quiero ganar dinero, claro. Tengo pocos amigos: una compañera/colega/puta, de puta madre, Marina, sudaca de mierda, de Brasil, y un compatriota, que se hace fontanero pero vende cocaína y me dice, Anastasia tú y yo estamos saliendo de esta mierda cualquiera día.

JCA

martes, 4 de mayo de 2010

Reseña de QUERIDOS NIÑOS

Por Juan Carlos Fernández León.
Ya desde el pórtico de su propio título, Queridos niños —un homenaje socarrón a Gloria Fuertes—, la autora nos entrega la primera gota de ironía, cuya tímida silueta inicial termina por convertirse en un charco de sarcasmo una vez leído el libro. Porque, en efecto, Juana Cortés (Hondarribia, 1966), nos va a hablar de niños, pero no de unos niños cualquiera, sino de una idea exclusiva y particular, tal vez terrorífica, aunque al tiempo muy moderna, de la infancia, de una infancia que palpita con vocación de bomba a punto de estallar.
Desde los primeros relatos, el lector se da cuenta enseguida de que está adentrándose en un universo novedoso, en un micromundo mórbido en el que da miedo entrar y cuyo andamiaje subterráneo no hay más remedio que observar a distancia, como si fuéramos testigos de su nacimiento desde una de esas rendijas caprichosas que fortuitamente aparece en el amurallado de su fortaleza. Juana Cortés nos da su permiso para curiosear los interiores de su mundo, nos abre en canal sus historias y sus personajes, pero no nos invita a que nos quedemos hospedados en él. La autora sabe que sus relatos son tan dolorosos que podrían herir la sensibilidad de sus lectores más interesados. Por esta razón, levanta sus historias con la escuadra y el cartabón de la perspectiva y de la sugerencia. Simplemente por higiene, con el propósito de protegernos de los arañazos dañinos del horror cotidiano.
El relato que inaugura el libro, “La maldición de Casandra”, revela a las claras el contenido global del conjunto. Es la historia de una niña, Casandra, que se pierde en el laberinto grotesco de una estación de servicio, mientras sus padres desayunan tranquilamente. Durante su búsqueda claustrofóbica se nos va descubriendo la situación real, en franco deterioro, del matrimonio, los padres de Casandra, quienes ya han dejado de quererse e incluso se detestan. En esencia, lo que Juana Cortés pretende en cada uno de los relatos del libro es utilizar a los niños, débiles y problemáticos, como excusa para centrarse, aunque sea de soslayo, en la putrefacción del comportamiento adulto y, por ende, en la carcoma de un sistema que antaño había amparado a la familia como el ente básico y privilegiado de la sociedad. Sin caer en absoluto en las redes de lo moral (la autora ni moraliza ni juzga), navegan por las aguas de estos relatos madres locas que se creen santas (“Ruth ratón”), parejas al borde del divorcio (“El remolino”), padres que se travisten de mujer (“Cambio de residencia”), madres solteras adictas a los barbitúricos (“En el bosque”) o, en fin, extrañas y esquizofrénicas secuestradoras de niños (“La mujer partida”). Casi siempre es el femenino el territorio sobre el que la autora aplica su lupa de destripar costras.
Sin duda, los tiernos niños de este libro malviven pagando el peaje de la falta de responsabilidad adulta o de la ausencia de cariño y zozobran de lleno en el corazón de la enfermedad social. Es por ello que estos niños sean blancuzcos, lívidos, enfermizos e introvertidos, y estén conectados, por medio de tenues conductos misteriosos, con lo sobrenatural, con lo mágico o lo fantástico, razón por la que en el fondo son tan poderosos que provocan en sus adultos horribles complejos de culpabilidad.
Lo más interesante de Queridos niños es la naturaleza híbrida de sus relatos. Son nueve historias de férreo carácter realista, que viran o basculan, en algún momento inesperado de sus tramas, hacia la tramoya del género fantástico o de terror. Esta tesis se cumple a rajatabla en el relato En el bosque, excelente pieza corta, imprescindible para cualquier antología del género, que revisa con gran intensidad psicológica el mito del hombre lobo.
Estilísticamente los relatos de Queridos niños son variados y pertenecen por raigambre a la estética norteamericana: frases cortas y nominales, rapidez de acción casi cinematográfica, historias llenas de sugerencias y detalles, simbología y lirismo; datos que convierten a Juana Cortés en una magnífica escritora de relato corto, en una auténtica maestra del terror cotidiano, en una fina psicóloga de almas y alaridos, de quejas y metamorfosis, de culpas y debilidades. En definitiva, historias de padres y de hijos, de queridos niños frágiles, de las infancias atormentadas de cualquiera de nosotros. Las infancias que no habríamos deseado jamás haber vivido o quizás las infancias que hubiésemos querido no terminaran nunca, porque el verdadero temor de estos niños es que el drama de sus vidas los va a transformar de golpe en adultos. Y esto sí que da miedo del bueno.
Pasen y lean, pero luego no me digan que no les he avisado.

domingo, 2 de mayo de 2010

AGITADORAS - Mayo


Estimad@s amig@s:

Acabamos de subir a la red el Nº 13 –no somos supersticiosos- de la revista Agitadoras. http://www.agitadoras.com/. Nuestra nómina de autores para el mes de las flores y de María es la siguiente:

Adán Echeverría, Paco Piquer, Jesús Zomeño, Ángela Mallén, Begoña Leonardo, Carmen Camacho, Inma Luna, Jesús Aller, Tomeu Ripoll, Beatriz Rodríguez, Jenifer Díaz, Juana Cortés, Luna Miguel, Ángel Muñoz, Ruben Castillo, L.A. Hernández de Landazábal, Inés Matute, Pablo Miravet, Tito Expósito, Silvia Gelices, Joaquín Lloréns, Lullu, Lalo Borja, Holly, José Ángel Barrueco, Javier Esteban, Santiago Gamboa, Diego Prado, Il Gatopando, Luís Amézaga, Ángela Armero, Gilda Manso, Ana Márquez y David Torres.