El hombre le había ofrecido aquel instrumento misterioso. La niña lo sostuvo entre las manos y examinó su peso y textura. Estaba frío. ¿Qué tengo que hacer con él?, preguntó rascándose la nariz. Cierra el ojo izquierdo y mira a través de él con el derecho. La niña obedeció. Tardó un rato en hallar algo reconocible. Aquella mezcla de colores eran las hojas de un castaño. Incluso vio una ardilla que saltaba entre sus ramas. Y sin embargo el árbol más próximo se encontraba a una distancia considerable... Estaba tan entretenida jugando con aquel objeto que había olvidado la presencia del hombre. ¿Me acompañarás a mi casa? Era la voz del desconocido, convertida en un susurro cerca de su oreja. Tengo muchos juguetes como éste. Si vienes, te aseguro que no te aburrirás. Se oyeron unas voces por el camino; risas y cuchicheos. También el chasquido de unas ramas. Buscó la imagen y sintió el mareo al percibir aquellas manchas de colores en movimiento. Era el jersey de su hermano mayor. Cuando él y sus amigos llegaron a su lado, no había rastro del desconocido. Caminó con ellos hasta casa. Escondió el pequeño catalejo debajo del colchón. Era su secreto. Jugaría con él hasta encontrar la ocasión de devolvérselo al desconocido. Y entonces le daría las gracias.
JCA
Microrelato publicado en Agitadoras Febrero