Hoy que no tengo historias que contar, ni palabras para compartir (abandonado el blog por la fiebre de las novelas, tres, que escribo al mismo tiempo), recurro a esta magnífica foto de Jose.
Ahí esta todo. Sólo hay que meterse dentro de la boca, pasearse por esas sombras de polvo negro, disfrutando de las perlas y de la magnífica peluca.
Ahí está todo, insisto. ¿Acaso no lo ves? ¿Acaso no tienes ojos?
Las fotografías de Jose también cuentan la historia. La misma historia.
JCA