sábado, 23 de mayo de 2009

En Alcorcón












Carmen y Francis hicieron una lectura dramatizada de algunos fragmentos de la novela. Fue una sorpresa. Me tenían totalmente engañada (sobre todo Francis, que no sabía si iba a venir o no).
A la gente, como siempre, le encantó el trabajo de estos dos profesionales.










Ana Rossetti nos dio un taller de literatura hace tres años.
¿Quién me iba a decir entonces que íbamos a estar juntas en un acto así?
Ana y yo, con el fin de hacer un acto menos formal y más entretenido, mantuvimos un diálogo sobre los aspectos que ella encontró más interesantes en la novela. Comentamos los personajes, el tema del género en el caso de Silvia /Miguel, la necesidad en la literatura de aperturar el binomino femenino masculino que demuestra una tiranía de la que es difícil escapar.










viernes, 22 de mayo de 2009

En Donosti






















Fue una presentación muy especial.


Estoy muy agradecida a la gente de GEHITU, y a todos los amigos que me acompañaron ese día.


miércoles, 20 de mayo de 2009

Presentación en la Feria del Libro de Alcorcón




En esta presentación me acompañará Ana Rossetti.
Ana fue profesora mía, en un taller de relato corto.
Siempre ha mantenido una actitud muy cercana y una relación cordial con sus alumnos.

Gracias Ana.

Presentación en Donosti




Después de veinte años, vuelvo a mis raíces.

Será una presentación emotiva.

El retorno.

sábado, 16 de mayo de 2009

Suplemento Literario BABELIA


Todavía estoy en estado de shock.
Salir en el Babelia con la primera novela es algo que me ha conmocionado.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Recomendación


Tengo la suerte de colaborar en la revista Agitadoras.
Me parece un proyecto muy interesante.
Gracias, Ángela Mallén.
Gracias, Inés Matute.

jueves, 7 de mayo de 2009

Breve Biografía Informal

Desde Hondarribia 1966 hasta hoy ha llovido mucho, sobre todo en el norte, por eso en mis recuerdos llevo casi siempre botas katiuskas y un paraguas, que pierdo con frecuencia porque soy de naturaleza despistada. Hay algunos días de viento sur en los que yo me iba con las gaviotas, y paseos en bicicleta con choque contra un árbol incluido. Hay libros, cajas de pescado que olían a rayos, el mar, los chaparrones, observar las medusas, empaladas en la orilla como vampiros marinos. Hay crecimiento, ensanchar caderas, fumar cigarrillos en pijama. Hay secretos que no contaré nunca, muchas conversaciones sin sentido, mucho sentido sin palabras. Yo quería escribir pero no sabía qué, ni cómo, ni siquiera dónde. Tenía una máquina de escribir roja a la que se le salía la cinta. Cuando conocí Madrid sentí un flechazo. No es fácil explicar cómo se ama a una ciudad, pero tampoco es necesario. Hay un tiempo de mudanzas y muchos libros que se pudrieron en un sótano inundado (mis diarios convertidos en pasta de papel azulado por la tinta diluida). Luego llegó la tranquilidad, una mano sobre otra mano, la maternidad, los pechos rebosantes de leche. Si escribí algo en ese tiempo, no lo recuerdo. Todo mi esfuerzo se iba en cuidar a mis hijas (tocarles el pelito, las manitas, hacerles cosquillas en las orejas). Pero siempre, siempre, hay también una voz que no calla, que me acompaña en el momento de introducirme en el sueño. Hay una primera historia que me gusta y que leo admirada. Y luego otra. Y cuando me dicen escritora, yo me río. Para mi sorpresa, empiezo a sentir algo en las manos. En mis dedos, justo en las yemas, me va creciendo, descuidado, un teclado de ordenador que ya siempre irá conmigo. Es algo bastante inusual y, al principio, las amigas de mis hijas lo miran con curiosidad, lo tocan como si fuera un animal estrafalario, o la chepa de un jorobado que da suerte. Pero con el tiempo, la familia, los amigos, los vecinos, se acostumbran. No es para menos; cada cual tiene sus extravagancias.