lunes, 23 de septiembre de 2013
En REINOSA
EL TRAGALUZ, cuento huérfano durante varios años, encontró su casa en REINOSA.
Y ¡qué bien nos trataron!
viernes, 13 de septiembre de 2013
BENITA Y EL HADA MANDARINA en DOS MANZANAS
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Y para los amantes de los cuentos, Benita y el hada Mandarina (Egales / Nube Ocho ediciones), una gozosa historia de una niña, Benita, que tiene dos mamás (algo que es absolutamente accesorio en la historia, de ahí su valor) pero una de las dos ha desaparecido. El hada Mandarina ayudará a Benita a encontrar a su mamá perdida, para regocijo del resto de la familia: el abuelo, la otra mamá y los otros seis hermanos adoptados. Con ilustraciones de Joao Valente, está escrito por nuestra admiradísima Juana Cortés Amunárriz, que no para de ganar premios y a la que ya os descubrimos hace tiempo con su estupenda novela Memorias de un ahogado.
MIl gracias al Puto Jack Twist
Y para los amantes de los cuentos, Benita y el hada Mandarina (Egales / Nube Ocho ediciones), una gozosa historia de una niña, Benita, que tiene dos mamás (algo que es absolutamente accesorio en la historia, de ahí su valor) pero una de las dos ha desaparecido. El hada Mandarina ayudará a Benita a encontrar a su mamá perdida, para regocijo del resto de la familia: el abuelo, la otra mamá y los otros seis hermanos adoptados. Con ilustraciones de Joao Valente, está escrito por nuestra admiradísima Juana Cortés Amunárriz, que no para de ganar premios y a la que ya os descubrimos hace tiempo con su estupenda novela Memorias de un ahogado.
MIl gracias al Puto Jack Twist
martes, 10 de septiembre de 2013
Crítica de LAS BATALLAS SILENCIOSAS
Las batallas silenciosas, de Juana Cortés Amunarriz. Por Rubén Castillo
Cuando en una colección de cuentos se combinan una buena escritura y unos argumentos atrayentes y variados, el resultado final tiene que ser espléndido. Y es sin duda lo que ocurre en Las batallas silenciosas, de Juana Cortés Amunarriz, un volumen editado por Baile del Sol (con espléndida portada, por cierto). Hay en ellos una adecuada mezcla de humor, surrealismo, psicología, homosexualidad, terror, violencia, aventuras eróticas esporádicas y conflictos familiares de múltiples ramificaciones, que hacen que la lectura se convierta en una expedición alucinante por muchos rincones del alma humana. Decía el curioso poeta Ricardo Zelarayán, en su volumen La obsesión del espacio (Buenos Aires, 1972), que la palabra ‘misterio’ hace ya bastante tiempo que no explica nada. Y es verdad. Pero como nuestro interior, nuestras reacciones, nuestros impulsos, siguen siendo en lo hondo un misterio conviene que mantengamos activa la palabra.
Un simple paseo por los buenos relatos de este tomo nos dejará ver cómo una historia de amor puede mezclarse con el azar y con el desequilibrio psíquico, para producir resultados más que sorprendentes (Gunter); cómo un chico de 12 años puede tener auténticos problemas para admitir que su madre, tras el abandono del hogar por parte de su marido, reorganice su vida sentimental con una persona que, a juicio del hijo, no es la más adecuada (Gilda en casa); cómo un viaje cotidiano en el vagón del metro puede convertirse en una deliciosa narración de amor, maltratada por el sentido común y por una equivocada decisión unilateral (Diálisis de amor); cómo una mujer puede desarrollar un miedo terrible a causa de las herencias genéticas, mientras piensa a la vez en su padre y en su hijo (Ojos azul hielo); cómo dos hermanas gemelas, que han tenido una suerte matrimonial muy distinta, tienen que tomar una decisión importantísima, impulsadas por el hecho de que el marido de una de ellas (la cual acaba de descubrir su condición de futura madre) le propina unas palizas estremecedoras (Resurrección); o cómo una muerte en la familia impulsa a una mujer a abordar una reconciliación que ha postergado durante demasiado tiempo (La misma luz, los mismos colores).
Un simple paseo por los buenos relatos de este tomo nos dejará ver cómo una historia de amor puede mezclarse con el azar y con el desequilibrio psíquico, para producir resultados más que sorprendentes (Gunter); cómo un chico de 12 años puede tener auténticos problemas para admitir que su madre, tras el abandono del hogar por parte de su marido, reorganice su vida sentimental con una persona que, a juicio del hijo, no es la más adecuada (Gilda en casa); cómo un viaje cotidiano en el vagón del metro puede convertirse en una deliciosa narración de amor, maltratada por el sentido común y por una equivocada decisión unilateral (Diálisis de amor); cómo una mujer puede desarrollar un miedo terrible a causa de las herencias genéticas, mientras piensa a la vez en su padre y en su hijo (Ojos azul hielo); cómo dos hermanas gemelas, que han tenido una suerte matrimonial muy distinta, tienen que tomar una decisión importantísima, impulsadas por el hecho de que el marido de una de ellas (la cual acaba de descubrir su condición de futura madre) le propina unas palizas estremecedoras (Resurrección); o cómo una muerte en la familia impulsa a una mujer a abordar una reconciliación que ha postergado durante demasiado tiempo (La misma luz, los mismos colores).
Juana Cortés Amunarriz consigue, con el vigor elegante de su estilo, que los lectores resulten atrapados por todas las historias del volumen, aunque éstas se adentren por cauces surrealistas o terroríficos. En el primer caso, puede servir como muestra el relato que abre el tomo,
El corazón en un puño, en el que la mujer protagonista exige a su marido la amputación de una de sus manos, para concederle el divorcio que éste tanto anhela; en el segundo anotaríaLos tres pies del gato, donde observaremos que la vida de un joven matrimonio se ve alterada de un modo profundo cuando la mujer se empeña en recoger de la calle un gato enorme con la peregrina idea de que se trata de su hermano José Antonio, que se fue del hogar familiar muchos años atrás.
Si buscan ustedes descubrir a una cuentista nueva y con excelentes ideas en la cabeza, que les relate historias inesperadas, sólidamente construidas y con un gran brillo literario, tengo el gusto de presentarles a la premiada, exquisita y más que sorprendente Juana Cortés Amunarriz. Si buscan y leen esta obra que hoy comento les aseguro que me darán la razón.
Si buscan ustedes descubrir a una cuentista nueva y con excelentes ideas en la cabeza, que les relate historias inesperadas, sólidamente construidas y con un gran brillo literario, tengo el gusto de presentarles a la premiada, exquisita y más que sorprendente Juana Cortés Amunarriz. Si buscan y leen esta obra que hoy comento les aseguro que me darán la razón.
Rubén Castillo
sábado, 7 de septiembre de 2013
FINALISTAS MEJOR LIBRO DE RELATOS PUBLICADO EN 2012
Ya ha salido la lista de finalistas del Premio Setenil al mejor libro de relatos publicado en España en 2012.
LAS BATALLAS SILENCIOSAS es uno de ellos.
He escrito y borrado varias frases.
He escrito.
He borrado.
La ilusión siempre nos hace decir tonterías. La ilusión y el vértigo.
Ahora pienso en mi madre, mi madre diciendo que su hija era una gran escritora, hablando con el corazón, desde lo irracional, porque mi madre no sabía nada de literatura. Mi madre me animaba con el mismo ímpetu con el que veía los partidos del Atleti de Bilbao. ¡Aupa Atleti! Podía ser de la Real, o del Osasuna, pero no, ella era del Atleti. Y yo era su hija. Y mi madre se murió y yo no había publicado nada, pero había celebrado cada concurso como un gol. Un gol espectacular. Y ahora estoy en la final de la Eurocopa, por lo menos. Y mi madre se pone delante del televisor y se frota las manos. Y yo le digo, amá, va a ser un buen partido. Y ella asiente. De los buenos, buenos.
He escrito.
He borrado.
La ilusión siempre nos hace decir tonterías. La ilusión y el vértigo.
jueves, 5 de septiembre de 2013
Mala profético
Hoy, cuando acaba de salir la lista de finalistas al Premio Setenil, Premio al mejor libro de relatos publicado en el año 2012, recuerdo la introducción de Miguel Ángel Mala al magnífico libro de Vicente Marco, YA NO SOMOS NIÑAS.
En el último párrafo Mala dice:
Pero gracias a Dios o al Diablo aún hay escritores españoles que buscan algo diferente a riesgo de no ser comprendidos, a riesgo de ser tachados de pornográficos e inmorales, a riesgo de perecer en el océano de monotonía que el mainstream establece. Escritores como Patxi Irurzun, Juana Cortés o Miguel Sánchez Robles. Escritores como Eloy Cebrián, Montero Glez o Vicente Marco. Escritores que caminan por selvas inexploradas dando golpes de machete, que practican incisiones de provocación en el árbol de la rutina, escritores que saben que el arte no tiene fronteras.
Curiosamente cuatro de esos escritores que él nombra estamos en esa lista.
Me encantan las casualidades.
JCA
EL TRAGALUZ
Este es el principo de EL TRAGALUZ
Los niños jugaban en la pequeña plaza, haciendo suyas las escaleras de piedra y las callejuelas, los bordillos de las aceras y los coches aparcados de cualquier manera. Los niños siempre jugaban, incluso cuando estaban tristes jugaban a estar tristes y, cuando se caían y se raspaban las rodillas, jugaban a que eran soldados heridos y sus madres enfermeras amables, y la tirita era capaz de curar las heridas de metralla. Los niños, Iñaki, Santos, Ricar, Lupe, Pía, jugaban y corrían aquí y allá, y a veces alguien les preguntaba, a qué jugáis, pero ellos no sabían explicarlo. Al principio se llamaba polis y cacos y el juego tenía unas reglas básicas, pero luego, en la confusión, lo divertido era correr, compartir las risas y los nervios, cuando un amigo estaba a punto de atrapar a otro, aunque no se supiera muy bien quién debía atrapar a quién en aquel maravilloso juego que en ese momento carecía de normas. Se la liga Lupe, y Lupe corría, a pesar de ser un poco coja, eso decía ella, sólo un poco. Y se las apañaba para ir aquí y allá, y si se cansaba dejaba de perseguir a los otros, y de repente era otro el que se la ligaba, el que tiraba de la manga a Ricar, o del jersey a Santos. Discutían. No vale. Sí vale. Y se enfadaban, y alguno se sentaba, pero pronto se les pasaba el enfado y los chiquillos seguían corriendo. Lupe un poco coja. Iñaki con sus gafas metálicas. A veces decía, no vale, yo tengo gafas, y eso bastaba para arreglar el mundo. Como Lupe que no era coja, sino un poco coja. O Santos, que no sabía atarse los cordones pero no se lo decía a nadie, era su secreto. Ocho años y no sabes atarte los zapatos, se burlaba su hermana mayor. Pero es que las hermanas suelen ser así, se decía Santos para consolarse. Y si era Pía la que se sentaba enfadada, ella se tiraba de los pellejitos de los labios. Su madre le decía, no te los toques. Pero a ella le gustaba tirar de aquellos trocitos de piel rebelde, rota, aunque luego le doliera los labios cortados. Y así pasaban la tarde, corriendo a veces detrás de un balón, otras veces detrás de nada, de sombras, corriendo porque a los niños no les gustaba estarse quietos, y sólo se sentaban si se enfadaban, o si de repente estaban muy cansados, o se habían torcido un pie. Qué mala suerte, decía Lupe. Encima de que soy un poco coja, me he torcido un tobillo. Eso es una entorcedura, decía Ricar. No se dice entorcedura. Sí se dice entorcedura (...)
Relato Premiado en el Certamen José Calderón Escalada de Reinosa. Septiembre 2013
Premio José Calderón Escalada de Reinosa
http://www.aytoreinosa.es/prensa-detalle.php?Id=3315
Escribí EL TRAGALUZ hace unos cuatro años y, tras mucho viajar, parece que ha encontrado su sitio en Cantabria.
Es uno de mis relatos favoritos y ahora, al volver a leerlo, descubro que bajo una gran metáfora hay mucho de mí en este relato.
En estas páginas está la historia que quiero contar y no sé contar. La gran historia a la que un día deberé enfrentarme.
Juana
Foto de Jose - Washington Agosto 2013 |
Escribí EL TRAGALUZ hace unos cuatro años y, tras mucho viajar, parece que ha encontrado su sitio en Cantabria.
Es uno de mis relatos favoritos y ahora, al volver a leerlo, descubro que bajo una gran metáfora hay mucho de mí en este relato.
En estas páginas está la historia que quiero contar y no sé contar. La gran historia a la que un día deberé enfrentarme.
Juana
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