"Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las mal folladas, las infollables, las histéricas, las taradas, todas las excluidas del mercado de la buena chica.
(...) Yo soy ese tipo de mujer c0n la que no se casan, con la que no tienen hijos, hablo de mi lugar como mujer siempre excesiva, demasiado agresiva, demasiado ruidosa, demasiado gorda, demasiado brutal, demasiado hirsuta, demasiado viril, me dicen. Son, sin embrargo, mis cualidades viriles las que hacen de mí algo distinto de un caso social entre otros. Todo lo que me gusta de mi vida, todo lo que me ha salvado, lo debo a mi virilidad. Así que escribo aquí como una mujer incapaz de llamar la atención masculina, de satisfacer el deseo masculino y de contentarme con un lugar en la sombra.
(...) Escribo desde aquí, desde las invendibles, las torcidas, las que llevan la cabeza rapada, las que no saben vestirse, las que tienen miedo de oler mal, las que tienen los dientes podridos, las que no saben cómo montárselo, ésas a las que los hombres no les hacen regalos, ésas que follarían con cualquiera que quisiera hacerlo con ellas, las más zorras, las putitas, las mujeres que siempre tienen el coño seco, las que tiene tripa, las que querrían ser hombres, las que se creen hombres, las que sueñan con ser actrices porno, las que tienen el culo gordo, las que tiene vello dura y negro que no se depilan, las mujeres brutales, ruidosas, las que lo rompen todo cuando pasan, a las que no les gustan las perfumerías..."
He disfrutado estos días de la lectura del libro de Virginie Despentes, un libro escrito desde la experiencia, con reflexiones directas que no dejan indiferente al lector. Su discurso es potente, claro, cínico. La naturalidad, la proximidad de la autora, domina cada una de las páginas. Cuando parece que todo está dicho, la lucidez de Despentes sorprende y se agradece. Lo que más me ha gustado es su decisión de huir del victimismo, de descubrir las falsas ideas que hacen de la mujer un ser de segunda. Despentes hace un análisis de lo femenino desde su propia experiencia de ser mujer. Hay párrafos imprescindibles en lo que desarticula el "eterno femenino" y todo lo que conlleva, siempre en perjuicio de las mujeres. Creo que el interés del libro no consiste en estar de acuerdo o no con la autora, con sus ideas, sino en disfrutar de la posibilidad de leer algo original sobre temas tan delicados como la violación, prostitución o pornografía.
JCA