sábado, 10 de octubre de 2009

Agradecimiento

Hay un viaje, íntimo, que se inicia en soledad y se viste de palabras. Una voz que habla, sin pretensiones, que rompe la rutina, que vence las resistencias y se impone con su naturaleza exagerada, agreste, a veces caprichosa. En ese viaje del yo, de la niña que quería escribir y no sabía, hasta aquí, hoy, ahora, hay un montón de piedras, huellas de mamíferos y de aves, curvas intransitables, algún accidente físico, flores que se helaron, cizaña que creció en las puntas de mis dedos, y en las palmas de mis manos. Son mis historias. Van conmigo. Ellas son mi cama, mi ropa, mi alimento. Son la llave que me permite acceder al lugar sagrado. Y con este premio, estas historias asoman la cabeza de la jaula, e inician su propio vuelo, hermoso y decadente.