De nuevo, en este terremoto instantáneo,
recupero tu lengua, tus dedos,
recupero tu lengua, tus dedos,
tu forma de lavarte los dientes.
Tu saliva al despertar.
Tu sentido del humor más bien lacónico.
Un día comiendo uvas,
pelando uvas que tú introducías en mi boca.
Una tarde, fumando,
hablando de dios y de la muerte.
El sabor de aquellos helados de avellana,
Tu saliva al despertar.
Tu sentido del humor más bien lacónico.
Un día comiendo uvas,
pelando uvas que tú introducías en mi boca.
Una tarde, fumando,
hablando de dios y de la muerte.
El sabor de aquellos helados de avellana,
eran tus favoritos,
y el crujir de los pistachos
y el crujir de los pistachos
con cuyas cáscaras hacías dibujos sobre la mesa.
JCA