viernes, 30 de abril de 2010

ICEBERG


La frialdad de los neveros habita
en esa sonrisa impredecible.
Estalagtitas crecen en tus uñas.
Aprisiono con mis manos tus manos,
mis dedos rodean los tuyos, helados.
Deseo calentarte, alejarte
de ese frío intenso que te desborda.
Pero en las pupilas de tus ojos veo
la tormenta de nieve que no cesa.
Abres la boca y de tus labios caen
trozos de hielo, denso, transparente,
que, con un chasquido,
estallan al chocar contra el asfalto.

JCA