lunes, 8 de junio de 2009

Una sencilla aproximación al tema del género



El binomio Femenino Masculino siempre me ha parecido asfixiante. No sólo por lo que implica en sí el hecho de tener un pito o no tenerlo. También por lo que supone en nuestra proyección. Si no somos coherentes con los dictados de nuestro pequeño órgano reproductor, no cumpliremos con aquello que se espera de nosotros. Mujeres vagina, contra hombres polla. Mujeres coño, adjetivadas con rimmel, botox, aficionadas a la jardinería y a la depilación eléctrica. Hombres corbata, cuya masculinidad se mide en coitos, en abdominales, en cuentas bancarias. Aficionados a las herramientas, a las películas de acción, a los deportes por supuesto. Todo eso va en el lote. Aunque no nos guste, va en el lote. Aunque no queramos, va en el lote. Masculinidad versus ferminidad. Testículos versus ovarios. Brutalidad o tontería frente a sensibilidad y alteración hormonal. Los estereotipos también hacen daño. TAmbién ahogan. Cuando oí hablar de que entre el punta M de maAñadir imagensculinidad y el punto F de feminidad no había un precipicio sino todo un abanico de posibilidades, pensé que por primera vez escuchaba hablar del tema desde un punto de vista inteligente. Un abanico. Muchas varillas. Muchos colores. Empecé a indagar. Debajo de las ideas sencillas siempre hay mucha mierda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario